El uso de dispositivos digitales forma parte de nuestra vida diaria. De hecho, es probable que ahora mismo estés leyendo esto en una pantalla. Pero, por desgracia, nuestra dependencia de las pantallas tiene un lado negativo.
Los estudios han demostrado que las personas que utilizan pantallas sufren más riesgo de desarrollar afecciones oculares relacionadas con la edad. La preocupación tiene que ver con el aumento de la exposición a un tipo de luz emitida por los dispositivos: la luz azul.
Dado que no parece que las pantallas vayan a desaparecer en un futuro próximo, tomar medidas para proteger los ojos es una decisión inteligente.
¿Qué es la luz azul?
Es una luz de alta energía que forma parte del espectro visible y cuya principal fuente de emisión es el sol. También es generada por las pantallas digitales (teléfonos inteligentes, ordenadores…) y, debido a la creciente dependencia que tenemos con estos dispositivos, nuestra exposición a la luz azul ha aumentado drásticamente en las últimas décadas.
Una cierta exposición a la luz azul, principalmente la procedente del sol, es buena para nosotros. Ayuda a regular nuestros ritmos circadianos (ciclo de sueño y vigilia) ya que cuando nuestro organismo recibe la luz azul, suprime la producción de la melatonina, nos mantiene alerta y favorece una función cognitiva saludable. Aunque esto es deseable a primera hora de la mañana, el uso de pantallas a última hora de la noche también puede aumentar el estado de alerta, dejándonos despiertos cuando deberíamos estar durmiendo.1
La luz azul y su impacto en la salud ocular
El cansancio y la fatiga ocular son quejas cada vez más frecuentes, ya que cada vez pasamos más tiempo mirando pantallas o dispositivos digitales que emiten luz azul. También se ha comprobado que la exposición prolongada a la luz azul perjudica considerablemente la visión porque puede penetrar más profundamente en el ojo llegando casi toda esa luz a la retina.2,3
Las investigaciones han descubierto que el uso excesivo de pantallas casi duplica el riesgo de ciertas afecciones que afectan a la vista en los adolescentes.3
¿Cómo puede contribuir la vitamina A al mantenimiento de una visión normal?
La vitamina A es un grupo de nutrientes conocidos como vitamina A preformada (conocida también como retinol y que se encuentra en productos de origen animal) o provitamina A (que se encuentra en frutas o verduras). Es un nutriente esencial y sus tres formas activas en el organismo son retinol, retinal y ácido retinoico y su función es la de contribuir al mantenimiento de las mucosas en condiciones normales y al mantenimiento de la visión normal.
Sin un nivel adecuado de vitamina A en la retina, la visión con poca luz se ve comprometida, lo que provoca una adaptación anormal a la oscuridad, lo que se conoce como ceguera nocturna.1
Por otro lado, y con un papel bien diferente, la córnea del ojo depende también de esta vitamina porque participa en la producción de moco que evita que la córnea se seque (xerosis).4
Los nutrientes que contribuyen a la salud ocular
Las pantallas que utilizamos a diario emiten una luz azul que puede dañar nuestros ojos y provocar un deterioro de la visión relacionado con la edad. Dada la prevalencia de las pantallas en nuestra vida cotidiana, es esencial tomar medidas para mantener una visión normal en el futuro. La vitamina A, el zinc, la riboflavina o el DHA contribuyen al mantenimiento de una visión normal.
Aumentar la ingesta de alimentos ricos en vitamina A, como la carne de res o pescado, o zinc (en mariscos, frutos secos) puede ser una buena forma de contribuir al mantenimiento de la visión condiciones normales.
Caitlin Beale, MS, RDN es dietista registrada y escritora de salud independiente. Tiene una maestría en nutrición y más de diez años de experiencia como dietista registrada.
+Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de los autores. No reflejan las opiniones o puntos de vista de Pure Encapsulations®.
1. Institute of Medicine (US) Panel on Micronutrients. Washington (DC): National Academies Press (US); 2001. “Selection of indicators for estimating the requirements for Vitamin A” https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK222318/
2. Sheppard AL, Wolffsohn JSDigital eye strain: prevalence, measurement and ameliorationBMJ Open Ophthalmology 2018;3:e000146. doi: 10.1136/bmjophth-2018-000146.
3. Hansen, Mathias Hvidtfelt, Poul Pedersen Laigaard, Else Marie Olsen, Anne Mette Skovgaard, Michael Larsen, Line Kessel, and Inger Christine Munch. Acta Ophthalmologica 98, no. 3 (May 2020): 315–21. https://doi.org/10.1111/aos.14242.
4. Ross AC, Shils M, Shike M, Ross C, Caballero B, Cousins R (eds.) “Vitamin A.” Modern Nutrition in Health and Disease. Lippincott Williams & Wilkins, Baltimore, Philadephia, 351-375. 2006.